Una buena ración de escalofríos

cuando me llevas de paseo
en tus ojos cerrados 
por todos los castillos
de esta tierra.

Eres como una tormenta...
¿cómo una tormenta de verano?
Sí,
apareces sin esperarte
desarmando el andamiaje de paja,
y me arrastras hasta
el aire de una nueva cama.

Y después de los relámpagos de tus ojos,
llegan los truenos de tus besos
y poco después
la lluvia sobre los cuerpos.

Tus pecas son primas hermanas
de las mías.
Y nosotros sin saberlo.

3 comentarios:

Isra dijo...

Yo no quiero más tormentas, yo quiero verdaderas borrascas...

NubOsidad VaRiable dijo...

Se las pediré por tí
al hombre del tiempo.
ójala te lleguen Isra.
Saludos!!

Sr. D. Javier de García dijo...

Cómo me ha gustado esta entrada!! Mucho!