De ahí que precisamente se le conozca a esta última semana de septiembre como el veranillo del membrillo, además del veranillo de San Miguel. No se me olvida.
Y resulta lógico que en la Grecia antigua el membrillo fuera el símbolo del amor,
y los recién casados comiesen uno antes de consumar.
Áspero y ácido
El verano se apaga
como el eco de tu voz.
Te sigo oyendo
aunque no digas nada.
Cada vez, desde más lejos.
Nos extinguimos como el estío.
y los membrillos sudan tristeza.
Pero huelen tan bien.
Estoy por comerme uno.
Su pulpa perfumada
me engaña como tu piel.
2 comentarios:
Hay pieles tan dulces...
mmmm q hambre repentina! :)
Gracias por incrementar mi basta culturilla general :D
Y el poema me ha sabido como el membrillo: agrio y dulce a la vez. Pero dulce al final :)
Publicar un comentario