Amelié underground

No hay cartas en el buzón,
ni nóminas ni extras
en la cuenta bancaria.
Pero hay libros.
Libros que alimentan el espíritu,
como las "aventuras subterráneas"
de Lewis Carroll.

Libros parlantes que huelen a Vane.
Libros que no puede comprar
ni siquiera ya se atreve a robar.
Pero ahí están.

Amelié tendrá que conformarse
con esas páginas ilustradas,
con aventuras prestadas,
con acariciar las legumbres,
porque a este paso ni probárlas.

(Debería montar su propia chocolaterie ¿verdad?)

4 comentarios:

moonlight dijo...

ay, que chuli tu divagacion juguetona!

Elchiado dijo...

de lectura voy mal, muy mal. quizá este año sea el año. bss

Isra dijo...

PInta mal el año...
La lectura puede convertirse en el capricho de los pobres, no estaría mal que sacáramos eso, al menos

salud!

Raquel dijo...

UFFF me acabas de recordar que le cogí prestada una colección de clásicos a mi madre y no sé por cuál empezar...