Ni furtivas escapadas.
Ni miradas de refilón.
No hay besos de madrugada.
Y sin embargo amanece,
la luz no me halla donde siempre.
El cielo revienta
en lágrimas de niebla
hasta morir casi casi de rabia.
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by Arthur Siegel, 1947 |
No hay cartas en el buzón.
4 comentarios:
y sequedad renovadora que libera la libelula interior.
Lo tendré Elchi, nunca se sabe.
Nunca ví la sequedad como algo renovador pero oye, visto asi, suena muy bien, sobre todo si hablamos de liberación!!
Besos!!
qué gilipollas. llevo tres días seguidos leyendo esta entrada sin saber qué decir, para acabar decidiendo que todo lo que has dicho me gustaría haberlo dicho yo, pero no sentirlo. perdona y gracias por soportar y un beso.
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