Pequeñas mentiras sin importancia

Hoy tocaba.
Porque no siempre un viernes se sale.
Porque lo pedía el cuerpo a gritos.



Tópica y lacrimógena, puede ser,
pero CATÁRTICA, sin duda alguna.
Y eso también gusta al espectador,
excepto a algunos gafapastas
a quienes seguro les jode
acabar con sus lentes empañadas.
Pero señores,
una buena panzada de realidad
nunca viene mal.

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