Para que no me olvides

Sigo sonriendo
acomodada sobre esta nube.
Nube enroscada en una telaraña
que huele a tienda de los años treinta.
Nube
rastreando los callejones
donde el aliento de la uva
se esconde.
Me inflo,
me deshilacho.
Como una nube.

Me han forjado
de acero y algodón.

Y ahora
 no sé
de que color
soy,
sin embargo
sigo sonriéndote.
Para que no me olvides
por si acaso salgo de casa
y no vuelvo a tu cama.
Que en la carretera nunca se sabe.

(Palabras versículadas inspiradas
en una nueva sorpresa del erial televisivo,
y sin salir de caza.
A lo Carmen Martín Gaite.)
Ea!




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